La Argentina es uno de los países más importantes en producción, cría y doma de caballos.
El cruce de caballos criollos con pura sangre desencadenó en el caballo ideal para polo: ligeros que frenan y giran en 180 grados, inteligentes, flexibles.
Para que no disminuya la esencia de estas características, tanto los caballos como yeguas son sometidos a estudios para garantizar la genética adecuada.
En la Argentina hay dos de los cinco laboratorios del mundo enfocados en la clonación embrionaria.
La exclusividad se destaca en la manera de reproducción: consiste en extraer del útero de la yegua que participa en los juegos de polo, el embrión ya implantado y colocarlo en el útero de otra yegua, de esta manera no interfiere en que el animal siga ejerciendo el deporte.
Una de las cosas más relevantes, en cuanto a la actitud del caballo o de la yegua, es que sepan responder cuando se genera alguna situación y estén bajo presión. Cuando se doma a un caballo la prioridad número uno es que sea confiable en el hombre, que tenga tranquilidad, que tenga explosión y que nunca pierda la serenidad.
La genética aporta mucha ventaja, pero cada animal es único, y en el período de la doma se descubre las sensibilidades, hablidades y la resistencia. En el entrenamiento los capacitan para que el jinete pueda hacer uso de las riendas con una sola mano, y así también recibir órdenes a través de las piernas con el fin de seguir adelante, girar y frenar por completo.
El alto nivel de las competencias deportivas han logrado mantenerse entre los primeros lugares a lo largo de la historia. Se debe a la superioridad de los deportistas y la genética de los animales.
Por Shulita Messina – ISPED.