Desde sus comienzos en 2011, Pedro Insaurralde ha demostrado ser un fotógrafo excepcional, con un amor profundo por los deportes al aire libre. Su carrera fotográfica se inició trabajando para un medio brasileño, capturando la belleza de la naturaleza y la emoción de los deportes en revistas especializadas.
Siempre atraído por la fotografía deportiva, Pedro nunca imaginó que terminaría fotografiando el polo, un deporte tan desafiante como fascinante. “No es fácil la fotografía en este deporte,” admite, resaltando las dificultades técnicas y la necesidad de anticipar los rápidos movimientos en el campo de juego.
Un aprendizaje constante
La transición de Pedro al mundo del polo no fue inmediata. Fue a través de la observación y la guía de colegas que comenzó a dominar las particularidades de la fotografía en este ámbito. “Por experiencias de colegas y mirando y aprendiendo fui tomándole la mano a esto que es nuevo para mí. Hoy en la actualidad sigo aprendiendo,” comenta con humildad.
Cuatro años de dedicación
En los últimos cuatro años, Pedro ha estado completamente inmerso en el ambiente del polo, descubriendo un profundo aprecio por el deporte y sus protagonistas. Su objetivo no es solo capturar imágenes impresionantes, sino también llevar el polo a lugares donde es poco conocido. Proveniente de una ciudad con una rica tradición en polo, pero donde se sabe poco del deporte, Pedro se ha comprometido a través de sus fotos a difundir la pasión y la elegancia del polo.
El abierto argentino: el pináculo del polo
Para Pedro, el Abierto Argentino de Polo es el mejor evento del deporte a nivel mundial. “El abierto es el mejor polo del planeta,” afirma, mostrando su gratitud por tener la oportunidad de trabajar en un entorno tan prestigioso.
Pedro Insaurralde no solo es un fotógrafo talentoso, sino también un embajador del polo. Su viaje desde la fotografía de naturaleza hasta capturar los intensos momentos del polo refleja su pasión y dedicación, llevando el deporte a nuevas audiencias a través de su lente.