Según un artículo de La Nacion: se explica paso a paso el proceso de clonación.
Primero se obtienen células de la yegua o el caballo que se quiera clonar”, detalla la veterinaria, aclarando que lo hace de una manera sencilla para que resulte fácil comprender este procedimiento, que cambia y se perfecciona día a día. “Algunos de los veterinarios obtienen células adiposas y otros las sacan de la médula del donante (yegua o caballo). Esto se hace mediante una biopsia superficial y sencilla que al animal no le molesta, es casi como una inyección. Esas células se ponen a cultivar. Se sacan cien con el fin de obtener millones para formar una línea celular. Luego se congelan y se dejan en stock. Eso es una parte”, describe.
“La otra parte es más complicada. Necesitás ovarios, para obtener óvulos u ovocitos, y estos se consiguen en los frigoríficos de caballos. Una vez en el laboratorio, se le extrae el líquido folicular a los ovocitos mediante una jeringa. Se hace un tratamiento y luego los ovocitos se introducen en una incubadora”, continúa.
Una vez que maduraron, en cinco a siete días, y luego de algunos procedimientos los ovocitos están listos para ser enucleados. “El ovocito venía con su información genética en el núcleo. Lo que se hace en la práctica, sencillamente explicado, es insertar el ADN de la yegua o el caballo que se quiera clonar en ese ovocito, una vez que el núcleo esta en cero (sin la información genética original). Entonces recibe la información de las células que se le extrajeron al animal que se desea clonar. Mediante procesos químicos, dejará de ser un ovocito para transformarse en un embrión con la información de la Cuartetera, la Lapa o la Small Pearson, solo para citar algunas de las mejores yeguas clonadas”, señala.
“Durante seis a ocho días aproximadamente estará en una incubadora, y luego ese embrión será transferido a una yegua receptora que es quien hará la gestación para que las yeguas buenas, que sirven y que están jugando, no tengan que interrumpir la temporada de polo. De esa manera, pueden nacer los clones que uno quisiera, de una yegua o caballo muy buenos, sin prejuicio alguno para ellos o sus jinetes”, concluye.