Desde Lobos hacia el mundo

La historia de Pieres con los caballos se remonta al partido de Lobos, cuando era chico y con sus tres hermanos varones, con pocas pilchas y seis caballos, jugaba un polo campero los fines de semana.

Ya adolescente se las tuvo que rebuscar por otro lado, cuando la escueta caballada de polo de la familia quedó en manos de sus hermanos más grandes. Y buscó entre sus amigos alguien dispuesto a montarlo o bien jugadores que necesitaran terminar sus propios caballos y hacerlos de polo.

Todo marchaba bien hasta que les comunicó a sus padres, ni bien terminó el colegio, que no quería continuar ese año la universidad. El pedido fue que le dejaran probar, al menos por un año, la experiencia de vivir del polo.

Con un contrato de petisero bajo un brazo y un bolso en el otro, ese mismo año emprendió un viaje en barco hacia Londres al cuidado de caballos. Allí lo esperaban el Eduardo Moore y Héctor Barrantes, que ya habían abierto el camino de ese deporte por esos lares. Al contrato de petisero, con tres goles en su haber, un día lo convocaron para jugar una copa internacional contra Inglaterra.

Fuente: La Nación